Las Cuevas de Škocjan (Škocjanske jame) es una de las visitas imprescindibles si viajas a Eslovenia y te gusta admirar maravillas de la naturaleza. Se encuentran en el municipio de Divača, cerca de un pequeño pueblo llamado Škocjan. Unos 75 km al suroeste de la capital del país Liubliana, y unos 25 km al este de la ciudad italiana de Trieste. Declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad desde el 28 de noviembre de 1986, son una auténtica maravilla para los sentidos.
La existencia de las Cuevas de Škocjan se debe a la erosión que a lo largo de miles de años ha provocado el río Reka. Este nace en la meseta de Snežnik, en Croacia, y al llegar a Škocjan desaparece bajo tierra durante unos 38 km, hasta desembocar cerca de Monfalcone, ya en el Adriático italiano. Durante milenios, el Reka ha ido disolviendo la piedra caliza de las entrañas de la montaña, dando como resultado espectaculares pasajes subterráneos, cuevas y diversas cascadas. Impresionante.
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Llegando a las Cuevas de Škocjan
Las Cuevas de Škocjan se ubican a media hora aproximadamente de Postojna, donde situamos la «base de operaciones» de la primera etapa de nuestro Viaje a Eslovenia en caravana, concretamente en el camping Pivka Jama. Llegamos al Centro de Visitantes hacia las 10 de la mañana. Aparcamos el coche en el parking de las instalaciones sin problema (gratuito).
👉🏽 Te contamos nuestro viaje al bonito país balcánico: Ruta, campings, lugares que ver en Eslovenia en el post Viaje a Eslovenia en caravana.
Mientras nos dirigimos hacia las taquillas, nos cruzamos con un grupo de visitantes que se dirigen hacia las cuevas. Es el grupo de las 10. Cada hora entra un grupo de unas 100 personas. Compramos las entradas (20 € adultos / 10 € niños mayores de 6 años) para la siguiente visita, a las 11. En la página web oficial encontrarás los precios actualizados, algo más económicos que en taquilla.
Como casi todo el mundo se ha ido a las cuevas, nos quedamos prácticamente solos. Para hacer la espera más llevadera, entramos en una pequeña tienda de souvenirs a curiosear. No compramos más que un adhesivo con la bandera de Eslovenia, para pegarlo en la caravana. Luego vamos al bar a comprar unos refrescos, que tomamos tranquilamente sentados en un banco a la sombra. A medida que se aproximan las 11 de la mañana, van llegando más visitantes, que también se quedan por allí mientras esperan la hora de iniciar la visita. Al final se reúne un buen número de personas, pero sin agobios.
Desde el Centro de Visitantes hasta la entrada a las cuevas
A la hora prevista, un guía nos acompaña desde el centro de visitantes hacia la entrada de las cuevas, a unos seiscientos metros andando por un bonito y frondoso camino que además es cuesta abajo. Antes de entrar a las cuevas, uno de los guías realiza una pequeña explicación, en esloveno e inglés. A continuación vamos entrando al interior en grupos pequeños. A partir de ese momento el recorrido es libre, siguiendo una ruta perfectamente señalizada que no da lugar a dudas. La temperatura en el interior es de unos 10-12 grados, por lo que conviene llevar algo de abrigo.
Dentro de las cuevas de Škocjan
Realizamos el recorrido tranquilamente, ya que en poco tiempo el grupo se ha ido disgregando y cada uno va a su ritmo. Observamos viejos tramos de escalinatas y puentes colgantes que parecen abandonados y algo fantasmagóricos, vestigios de antiguos recorridos turísticos por la cuevas. Estas son visitadas como mínimo desde 1819, cuando se empezó a llevar un registro de visitantes. Pasamos por el puente Cerkvenik, espectacular, colgando a casi 50 metros por encima del fondo del cañón donde discurre el río Reka. Este puente se construyó en 1937 y fue completamente restaurado en 2003.
Los espacios de la cueva son espectaculares, casi de vértigo. En algunos lugares son enormes, como en la Cámara de Martel (Martelova dvorana), que con un volumen de 2,2 millones de metros cúbicos, es la cámara subterránea descubierta más grande de Eslovenia y una de las más grandes del mundo. Mide unos 314 metros de largo, 143 metros de ancho y hasta 158 metros de alto… Te sentirás como si estuvieras en otro planeta y fueses protagonista de Prometheus, la película de ciencia ficción del director Ridley Scott. Curiosamente, en un viaje por Suiza encontramos referencias a este célebre director, concretamente en Gruyères, el pueblo del queso y del octavo pasajero.
Buena parte del recorrido se realiza mediante pasarelas colgadas en las paredes de la cueva, desde las cuales podemos disfrutar del espectáculo, ya que la iluminación es suficiente para no perdernos nada. Las instalaciones (caminos, pasarelas, puentes) están en muy buen estado, por lo que no se percibe ninguna sensación de inseguridad en ningún momento.
Saliendo de las cuevas y regreso al Centro de Visitantes
Tras un recorrido de unos 2,5 km, salimos al exterior de las cuevas por el Salón Schmidl (Schmidlova dvorana), e iniciamos el recorrido de regreso. Como es lógico, si para llegar hasta las cuevas desde el Centro de Visitantes el recorrido es cuesta abajo, para volver es cuesta arriba. Lo hacemos por el Sendero de Hanke (Hankejevo stezo), un camino tallado en la roca muy bonito y con muy buenas vistas, aunque con muchos escalones cuesta arriba. Son unos 800 metros, tras los cuales llegamos al punto de partida. En total la visita ha durado alrededor de una hora y media.
Cuando llegamos al parking son casi las 12 del mediodía. Aun queda mucha jornada por delante, así que cogemos el coche y nos vamos a Piran, la ciudad costera más bonita de Eslovenia.
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Información útil
- Web oficial de las cuevas de Škocjan.
- I Feel Slovenia (portal oficial de turismo de Eslovenia. En español).
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Preciosas e increíbles cuevas. Muy bonita también la localidad en donde estan.
Muchas gracias por compartir.
Sí, son unas cuevas espectaculares. Muchas gracias a ti por el comentario.