Trinchera de las Bayonetas, entre la historia y la leyenda

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La legendaria Trinchera de las Bayonetas (Tranchée des Baïonnettes) es uno de los escenarios más visitados de la célebre Batalla de Verdún. Pero ¿Conoces la verdadera historia de lo que allí pasó el 12 de junio de 1916?

Trinchera de las bayonetas

La Trinchera de la Bayonetas (Tranchée des Baïonnettes) es uno de los escenarios más visitados de la Batalla de Verdún. El llamado Campo de Batalla de Verdún (Champ de Bataille de Verdun), como su nombre indica, comprende la amplia zona donde tuvo lugar la histórica batalla entre los ejércitos francés y alemán entre el 21 de febrero y el 18 de diciembre de 1916, en la cual 700.000 hombres resultaron muertos, heridos o desaparecidos.

La Trinchera de las Bayonetas se halla en Douaumont-Vaux, un municipio (commune) que agrupa los antiguos municipios de Douaumont y Vaux-devant-Damloup. Se encuentra a unos 850 metros del Ossuaire de Douaumont, el monumento más importante de la Batalla de Verdún. El acceso es fácil, ya que esta al lado de la carretera D913. A lo largo del arcén de la misma hay un aparcamiento.

Trinchera de las Bayonetas, junio de 1916

Entre el 11 y el 12 de junio de 1916, la zona donde se encuentra la Trinchera de las Bayonetas, entre los fuertes de Douaumont y de Thiaumont, fue escenario de terroríficos bombardeos de artillería y cruentos combates.

La 3a Compañía y parte de la 4a Compañía del 137 Regimiento de Infantería del ejército francés quedaron aisladas en su posición, separadas entre ellas a causa de los enormes agujeros causados por los proyectiles, y aguantando las cargas de la infantería alemana.

trinchera verdun
Soldados franceses en sus trincheras, cerca de Verdún. De French photographer – National Army Museum (NAM. 2007-03-7-3).

La batalla y la guerra siguieron su curso, y el lugar no era más que otro escenario anónimo de los innumerables combates que se sucedían a diario a lo largo y ancho del campo de batalla. Una trinchera de tantas, repartidas aquí y allá por todas partes en Verdún y en otros frentes. Nada hacía presagiar que en un futuro no demasiado lejano, se convertiría en la trinchera más legendaria de la Batalla de Verdún. Todo empezó a cambiar en 1919.

El nacimiento de una leyenda

En enero de 1919, apenas un par de meses más tarde de firmarse el Armisticio y dos años y medio después de los hechos, el padre Louis Ratier, capellán del 137º regimiento de infantería, regresó al campo de batalla. Quería encontrar el lugar donde había luchado su regimiento.

El paisaje que encontró era irreconocible, sembrado de grandes cráteres provocados por los proyectiles y ruinas hasta donde alcanzaba la vista. En un momento dado, vislumbró un punto donde del suelo sobresalían decenas de objetos metálicos. Se acercó, y comprobó que los objetos eran los extremos oxidados de fusiles, alineados y sin bayonetas.

Avisó inmediatamente a las autoridades. Sin realizar demasiadas comprobaciones, estas se apresuraron en afirmar que se trataba de restos de soldados sepultados por proyectiles enemigos, erguidos y empuñando las armas. Se levantó un pequeño monumento conmemorativo de madera, coronado por una cruz. Había nacido la leyenda de la Trinchera de las Bayonetas.

Trinchera de las bayonetas verdun
Trinchera de las Bayonetas, hacia 1919. Este fue el monumento original, que pocos meses después fue sustituido por el actual memorial de hormigón. Foto: monumentum.fr.

La guerra estaba recién acabada, con decenas de miles de soldados muertos o desaparecidos. Y otras tantas decenas de miles de familias sufriendo, rotas y desesperadas por el dolor y angustia de no saber nada de sus seres queridos.

El trauma en la población francesa era enorme. Se necesitaban lugares de memoria y héroes, y el descubrimiento de los cuerpos «muertos de pie empuñando las armas a punto para luchar» fue un casi como un regalo caído del cielo.

La prensa de todo el mundo se hizo eco del hallazgo. Profundamente impresionado por la historia, el millonario estadounidense Georges T. Rand ofreció quinientos mil francos para erigir un nuevo monumento dedicado a los héroes, que se construyó rápidamente sobre la trinchera con el fin de protegerla. La gesta de la Trinchera de las Bayonetas se convirtió en una bola de nieve imparable.

En junio de 1920, el servicio de fosas de guerra y estado civil de la 6° región militar realizó excavaciones en la Trinchera de las Bayonetas. Salieron a la luz veintiún cuerpos, catorce de ellos pudieron ser identificados y trasladados al cementerio provisional de Fleury-devant-Douaumont.

Posteriormente los restos se llevaron al Osario de Douaumont. Los siete cuerpos sin identificar quedaron enterrados donde los encontraron.

Trinchera de las Bayonetas Verdun
Entrada a la Trinchera de las Bayonetas. Se puede leer la inscripción “A la memoria de los soldados franceses que duermen erguidos, rifle en mano en esta trinchera».

Encontrarás más información sobre el pueblo destruido (village détruit) de Fleury-devant-Douaumont en el post Fleury-devant-Douaumont y los pueblos fantasma de la Batalla de Verdún.

La clave de esta historia es que todos los cuerpos de la Trinchera de las Bayonetas se encontraron acostados y desarmados, en la línea de los testimonios de veteranos del 137 Regimiento de Infantería, quienes más de una vez expresaron su desacuerdo por la creación de este mito.

También opinaron en la misma línea algunos expertos y veteranos, que aseguraban que los proyectiles no enterraban trincheras, al contrario, destrozaban los muros y dispersaban los cuerpos de los ocupantes.

A pesar de todo, nada detuvo la construcción del monumento, «en memoria de los soldados franceses que duermen erguidos, fusil en mano en esta trinchera». El 8 de diciembre de 1920 fue inaugurado por el Presidente de la República Alexandre Millerand, siendo el primer monumento erigido en el Campo de Batalla de Verdún.

El memorial pronto se convertiría tanto en un lugar de contemplación como en una atracción turística.

Trinchera verdun de las Bayonetas
Monumento de la Trinchera de la Bayonetas. La trinchera se encuentra al final del camino, al lado de la cruz.

El acto contó con la presencia importantes autoridades, como el embajador de Estados Unidos Hugh Campbell. El mecenas de la construcción Georges T. Rand no acudió al acto, ya que falleció antes de la inauguración.

Y algo que llamó poderosamente la atención fue que no se invitó a ningún representante del 137° Regimiento de Infantería. ¿Tal vez alguno de ellos podría contar lo que pasó realmente?

La verdadera historia de la Trinchera de las Bayonetas

La verdadera historia no se conoció hasta 1930, cuando el teniente de la 3.ª compañía del 137º Regimiento de Infantería Louis Polimann explicó lo que había sucedido aquel 12 de junio de 1916. El principio de la historia es el mismo.

Del 10 al 12 de junio de 1916, los soldados que defendían la trinchera (todos ellos de Bretaña y Vendée) sufrieron intensos bombardeos y repelieron repetidamente las cargas alemanas con granadas. A partir de aquí, los hechos son un poco diferentes.

Alrededor del mediodía del 12 de junio, sólo quedaban alrededor de 60 hombres bajo su mando. El fondo de la trinchera estaba repleto de cadáveres, víctimas de las balas, los proyectiles y el gas venenoso.

La munición se había acabado, y los soldados estaban agotados y hambrientos. El teniente Polimann decidió entonces rendirse. Los alemanes los hicieron prisioneros, dejando a los compañeros fallecidos en la trinchera.

Trinchera de las Bayonetas Verdún
Trinchera de las Bayonetas, donde continúan enterrados los siete soldados que no pudieron indentificarse.

No está claro si fueron los prisioneros franceses, o los alemanes antes de continuar su avance, quienes enterraron apresuradamente a los muertos en la trinchera conquistada, en posición horizontal y desarmados, erigiendo y alineando los fusiles para marcar la ubicación de la fosa, una práctica común en los frentes de este conflicto.

El teniente Polimann declaró que la leyenda de la Trinchera de las Bayonetas era demasiado buena para desmentirla.

Hoy en día, todavía hay muchas personas que no conocen la verdadera historia de la Trinchera de las Bayonetas. Aunque no fue tan épica como su leyenda, su trágica (y real) historia suma un triste recuerdo más de la batalla y de la guerra.

Las personas que allí murieron eran de verdad, de carne y hueso, con sus familias, sus amigos y sus vidas. Fueron unos héroes que merecen el monumento. Aunque este se erigiera en base a una leyenda.

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