Gruyères, el pueblo del queso y del octavo pasajero

Gruyères

Buscando información sobre qué visitar durante nuestro fugaz paso por Suiza, dí con Gruyères. Efectivamente, es el pueblo que da nombre a uno de los quesos más famosos del mundo, que por cierto no tiene agujeros. Así que durante nuestra estancia en Lausanne, la tranquila ciudad a orillas del lago Léman, decidimos hacer una escapada para visitarlo. Leí en algún sitio que Gruyères es el pueblo más bonito de Suiza. No puedo corroborarlo ya que no los he visitado todos, aunque puedo afirmar que bonito, es.

La relación entre Gruyères y el queso de gruyere resulta bastante obvia. Pero, y eso del «octavo pasajero» ¿que significa? La verdad es que me quedé bastante sorprendido cuando descubrí la curiosa conexión de esta pequeña localidad con una de las películas más famosas de la historia del cine. El octavo pasajero… Cine… Seguro que si eres aficionado al séptimo arte ya habrás atado cabos. Si no, más abajo te cuento… De momento, esta es nuestra propuesta sobre que ver en Gruyères.

Camino de Gruyères

Aquel día madrugamos. Se nos presentaba una larga jornada por delante. El plan es visitar Gruyères por la mañana, que dista unos 60 km de Lausanne. Y por la tarde alargar la ruta hasta la elegante Friburgo medieval, unos 35 km al norte de Gruyères. En total unos de 100 km de ida y otros tantos de vuelta hasta Lausanne. Así que tras prepararnos un buen desayuno en la caravana, nos pusimos en marcha.

Tengo mucha suerte de que a mi hijo Julià, de seis años, le gusta viajar. No se queja demasiado cuando recorremos largas distancias por carretera, salvo la clásica y periódica pregunta ¿falta mucho? cuando ya llevamos unas cuantas horas. Así que esto para él no era más que un paseo.

Hasta Gruyères tenemos unos 45 minutos. Los primeros 50 km los recorrimos por autopista. Nos hubiese gustado realizar todo el trayecto por carreteras secundarias, o al menos la mayor parte posible. Pero teníamos la viñeta para circular por las autopistas suizas, y la aprovechamos. La pagué para todo un año por que lamentablemente, no se puede adquirir para un período más corto. Aunque solamente vayas a estar 6 días en Suiza, como nosotros.

Cerca de Riaz por fin tomamos una carretera secundaria durante los 10 km que faltaban. Realmente, esta última parte fue la mejor. Circulamos a través verdes praderas, que se encaraman sobre suaves colinas hasta fundirse con el cielo azul… Vaya, la típica imagen de Suiza, con sus vacas y todo. Era un día claro y soleado; el paisaje era limpio y puro, como en las fotografías de las revistas de viajes.

Gruyères
Paisaje de los alrededores de Gruyères.

La ciudad medieval de Gruyères

No sé por que motivo, casi nos pasamos de largo Gruyères, tal vez el porque el conductor estaba embobado con el paisaje… Tuvimos que dar la vuelta en cuanto nos percatamos de la torpeza. Enseguida vimos unos carteles que indicaban la zona de aparcamiento. Obviamente no se puede entrar con en coche al pueblo medieval, La Cité.

Unos trabajadores municipales situados a la entrada del parquings nos indicaron dónde estacionar. Cuando llegamos ya había muchos vehículos aparcados, unos pocos con matrícula española.

Gruyères es un lugar muy turístico, pero aunque había bastante gente, no era agobiante ni mucho menos. Claro, seguro que es mejor visitar el pueblo en soledad y sin la molesta presencia de viajeros y turistas como nosotros… Tal vez en febrero se pueda conseguir, pero en pleno verano supongo que será difícil.

Gruyères
El aparcamiento donde estacionamos nuestro coche. No fuimos los primeros en llegar…

Aparcamos e iniciamos la ascensión por unas rústicas escaleras hacia el pueblo medieval, que se encuentra en lo alto de una colina a una buena distancia del aparcamiento. También se puede subir a pie por la carretera, pero el trayecto es algo más largo y aburrido.

La ciudad medieval de Gruyères —La Cité— da nombre a la región de La Gruyère y a su sabroso queso. Gruyère AOP es la denominación de origen del auténtico queso de Gruyere. La ciudad de Gruyères incluye los pueblos de Prigny y Épagny, y las aldeas de Pont, Saussivue y Moléson-Village. En total, un poco más de 2.000 habitantes. Este post, salvo que se indique lo contrario, se refiere siempre al núcleo medieval de Gruyères, La Cité.

La Rue du Bourg

No tengo idea de cuantos de esos dos mil habitantes viven en La Cité, pero teniendo en cuenta que solo hay un par de calles, no creo que sean muchos. Eso sí, la vista del pueblo nada más asomarse a su calle principal, la Rue du Bourg, no tiene desperdicio. De hecho, es la postal típica de Gruyères. Desde lo alto de la Rue du Bourg se tiene una panorámica excelente de la amplia calle, que más bien parece una gran y alargada plaza.

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Gruyères.

En ella se concentran la mayoría de establecimientos comerciales. Se venden todo tipo de artículos, entre ellos chocolate y por supuesto, su famoso queso. Estuvimos mirando los precios de todo, y todo me parecía muy caro, así que no compramos nada. Bueno, sí, una bolsa de una especie de pasteles de merengue (Meringues), que según ponía en el paquete era un postre típico. Eran duros y excesivamente dulces, y no nos gustaron ni a mi hijo ni a mi. ¿Que si compramos queso? Pues sí, pero en un supermercado Coop de un pueblo vecino, Broc. Era más asequible y también tenía la denominación Gruyère AOP.

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La Rue du Bourg, desde el extremo opuesto.

En el medio de la calle encontramos una bonita fuente decorada con flores. Se trata de la fuente por la que llegó por primera vez el agua canalizada a Gruyères, en 1755. Unos metros más adelante, a la derecha, frente al Auberge de la Halle, encontramos una curiosa mole de piedra con unos agujeros en su superficie. Son les anciennes mesures, que antiguamente se utilizaban como medida para el grano.

Casi allí mismo, destaca el pequeño edificio de la Chapelle à Calvaire (Capilla del Calvario), a partir del cual la Rue du Bourg se bifurca. A la izquierda de la capilla, la calle continua hasta un portal fortificado, y se convierte en la Rue du Chateau, que lleva al castillo. Y a su derecha parte la Rue de l’Eglise, que desciende hasta la iglesia de Saint-Théodule.

La Capilla del Calvario y la iglesia de Saint-Théodule

La Chapelle à Calvaire (Capilla del Calvario) se construyó en el siglo XVI, y no es un edificio religioso, aunque a distancia pueda parecerlo. A lo largo de su historia ha desempeñado funciones diversas, como caseta de vigilancia, almacén de sal y grano o local de bomberos. Actualmente es una galería de arte.

A su derecha, tomamos la Rue de l’Eglise y llegamos a la iglesia de Saint-Théodule. Tiene sus orígenes en el siglo XIII, y sufrió incendios que la destruyeron dos veces, en 1679 y 1856. Después de este último, se reconstruyó y se consagró en 1860. La visita vale la pena, entre otras cosas por las espléndidas vistas sobre el paisaje alpino. También por que es un lugar de paz y tranquilidad, que contrasta con el ajetreo de turistas en las calles principales.

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Iglesia de Saint-Théodule.

Gruyères, el pueblo del octavo pasajero

Volvimos a la Rue du Bourg, y dejando a nuestra derecha la Chapelle à Calvaire nos dirigimos hacia la puerta de Le Belluard, un antiguo portal fortificado a través del cual se accede a una pequeña plaza en la Rue du Chateau. Allí encontramos algo que parece fuera de lugar.

Se trata del Museo HR Giger, dedicado a Hans Rudolf Giger (1940-2014), el creador del alienígena más famoso de todos los tiempos, con permiso de E.T. Estamos hablando ni más ni menos que del extraterrestre que aterrorizó a toda una generación en la película de ciencia ficción Alien, el octavo pasajero, del prestigioso director inglés Ridley Scott. El film ganó un Oscar a los mejores efectos visuales en 1980. Pero ¿porque en Gruyères?

Alien, el octavo pasajero.

El hecho de que HR Giger fuese suizo probablemente pudo ayudar. Nació en Coira, una pequeña ciudad al este del país. Poco después del éxito de Alien, se multiplicaron las exposiciones sobre la película y sus criaturas fantásticas. Leí una vez que una de esas exposiciones tuvo lugar en Gruyères, y al parecer funcionó muy bien.

Años más tarde, Giger compró allí el Château Saint-Germain, un viejo castillo medieval, y abrió allí su museo en 1998. Tal vez no fuese el lugar más obvio para crear un museo de esas características, pero la idea tampoco era descabellada. Gruyères es un pueblo pequeño, pero muy turístico. Y su famoso castillo, unos metros más arriba, uno de los más visitados de Suiza.

No contento con ello, en 2003 inauguró el Museum Bar HR Giger, en el mismo edificio. Su decoración es espectacular, una suerte de catacumba extraterrestre al más puro estilo Alien. De verdad que es asombroso, y por mucho queso y mucho castillo que haya en Gruyères, esta es una visita imprescindible. Tal vez exagero, pero creo que vale la pena una visita a Gruyères aunque solamente sea para tomarse algo aquí.

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El interior del HR Giger Museum Bar es sorprendente. Xxlstier / CC BY-SA http://www.hrgigermuseum.com/.
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Rue du Chateau. Bajo el andamio se encuentra la entrada al Bar Museum HR Giger. A su izquierda el portal de Le Belluard, y atravesándolo la Rue du Bourg. En la fachada de la izquierda, bajo el árbol, la entrada al museo HR Giger, que no se aprecia en la imagen.

Y lo intentamos. Pero cuando vimos la cantidad de gente que había dentro, se nos quitaron las ganas. En la barra no quedaba libre ni uno solo de esos taburetes / butaca que parecen tan cómodos, y las mesas estaban todas ocupadas. Así que dimos una vuelta por el local y volvimos a salir sin hacer una triste fotografía.

Lo volvimos a intentar cuando acabamos la visita al castillo, pero la situación no había mejorado, así que desistimos. Cuando volvamos a Gruyères ya sabemos donde ir a tomar algo. Si cabemos, claro.

Tiempo después, durante un Viaje en caravana por Eslovenia, visitamos un lugar alucinante digno de otra película de ciencia ficción espacial de Ridley Scott. Me refiero a las Cuevas de Skocjan, una maravilla eslovena Patrimonio de la Humanidad, cuyos espectaculares espacios recuerdan a los que descubren los exploradores espaciales de la película Prometheus (2012), en el lejano e imaginario planeta LV-223.

El castillo de Gruyères

Salimos del bar extraterrestre y volvimos a la realidad. Continuamos por la Rue du Chateau hasta el castillo. La mayor parte del tiempo que pasamos en Gruyères fue allí. Las entradas costaron 4 Francos Suizos (CHF) la de mi hijo y 12 CHF la mía, unos 3,80€ y 11,5€ respectivamente.

Fue un dinero muy bien invertido. Su interior es realmente bonito, con multitud de salas con muebles y decoración de época. Además, al comprar la entrada nos dieron un folleto en castellano, gracias al cual pudimos conocer la historia y anécdotas de sus diversas estancias.

Gruyères
Castillo de Gruyères.

No vale la pena extenderse demasiado sobre el castillo, ya que en internet se puede encontrar toda la información que se desee. En el apartado «Información útil» de este mismo post, hay un enlace a su web oficial.

Entre los lugares más interesantes, destacan la cocina medieval, que encontramos al principio de la visita, la Sala de los corregidores, la artística Sala Corot, la Sala de los Caballeros, la explanada de entrada al castillo con sus estupendas vistas al valle, el patio interior o el jardín. En este último lugar mi hijo conoció a una pequeña amiguita, y estuvieron correteando por el jardín un buen rato. También es bonito el acceso al jardín, por una antigua pasarela elevada de madera.

castillo de Gruyères
Sala de los Caballeros.
Gruyères
Desde el jardín del castillo se disfruta de unas espléndidas vistas.

Otros sitios que visitar

Hay algunos lugares que de haber tenido más tiempo, quizá hubiésemos visitado. Para los amantes del himalayismo y del tibet, el Tibet Museum se encuentra en la Rue du Château, la misma del HR Giger Museum.

La Maison du Gruyère, en la Place de la Gare de Prigny, a los pies de Gruyères, es un lugar para descubrir la historia y el proceso de elaboración de este queso de una forma didáctica y amena.

La Maison Cailler en la vecina localidad de Broc, ofrece algo similar pero con chocolate. Allí explican las diferentes etapas de la fabricación de los chocolates Cailler.

El Funicular de Moleson nos transporta hasta a la cima del monte del mismo nombre, a más de 2.000 metros de altitud. Espectacular subida y extraordinarias vistas de los Alpes, el Mont Blanc y hasta el lago Lemán. Este lugar lo descubrimos cuando ya habíamos acabado el viaje. Una lastima porque creo que vale mucho la pena.

Información útil

Turismo Gruyères – Oficina Turismo de Gruyères: Rue du Bourg 1

HR Giger Museum

Giger Museum Bar

Castillo de Gruyères

Información muy interesante sobre el queso de Gruyère: Gruyère, que no te la den con queso (blog Directo al Paladar)

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