Sitges, la blanca perla de la Costa de Barcelona

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Un caluroso mes de julio nos desplazamos con nuestra caravana a Sitges, en la provincia de Barcelona, una de las localidades costeras más populares y conocidas de Catalunya. No era la primera vez que visitaba la bonita localidad, pero sí la primera que lo hacía con mi hijo. Fue una escapada corta, de un fin de semana. Enmarcado en el Festival Jardins Terramar, asistimos a un espectáculo organizado por el Club Super 3, con todos los personajes del popular programa infantil de TV3 (Televisió de Catalunya).

Como su nombre indica, el festival se celebra en unos bellos jardines que durante esos días hierven de animación. A lo largo de un par de semanas actuaron artistas de la talla de Joan Baez, George Benson, Rick Astley, Hombres G o Dúo Dinámico, entre otros.

Nos alojamos en el Camping El Garrofer. Asistimos al festival, visitamos los jardines Terramar y el bonito casco antiguo de Sitges, donde además de sus calles, museos y monumentos, descubrimos un espectacular bar de tapas donde nos pusimos las botas.

Algunos apuntes sobre Sitges

Sitges es una localidad catalana ubicada en la comarca del Garraf, en la costa de la província de Barcelona. Cuenta con unos 30.000 habitantes, que reciben el gentilicio de sitgetans/es. El topónimo «Sitges» proviene de la palabra «silos», que en catalán significa sitja, y en plural sitges. Sus orígenes son muy antiguos, existen referencias de poblamiento desde antes del neolítico y de un asentamiento íbero hacia el siglo IV a.C.

Hay quien defiende que Sitges es la mítica Subur, ciudad que existió cuando la Tarraco romana era capital de la Hispania Citerior. De ahí que a veces se la denomine Blanca Subur, aunque realmente lo único que se sabe a ciencia cierta es que Subur se encontraba entre Tarragona y el río Llobregat (cerca de Barcelona), y su ubicación exacta es todavía un misterio.

Durante los siglos XVIII y XIX muchos sitgetans emigraron a América —los llamados americanos o indianos—, siendo una de las oleadas migratorias más importantes de Catalunya. Entre los más famosos, Facundo Bacardí Massó, que se fue a Cuba y fundó la conocida marca de ron, o Andrés Brugal Montaner que hizo lo propio con su marca en República Dominicana.

Casa Bacardí Sitges
Casa Bacardí (Plaça de l’Ajuntament, 11), Sitges.

Algunos de los indianos regresaron y construyeron lujosas casas, mansiones y jardines, transformando urbanísticamente la ciudad. Actualmente existe una ruta turística —la Ruta de los Indianos— que permite descubrir algunos de esos lugares, la mayoría en el casco antiguo.

Como un juego de muñecas rusas, la ciudad disfruta de un microclima propio dentro del clima mediterráneo. Gracias a la protección de la Serra del Garraf, las temperaturas son suaves durante todo el año, con una temperatura media de 15º en invierno y más de 300 días de sol al año. Otra característica de Sitges son sus playas muy llanas que se adentran progresivamente en el mar, siendo muy adecuadas para niños.

Que ver en Sitges

En Sitges se respira Mediterráneo. Las blancas paredes de sus casas contrastando con el mar y el cielo azul, ese solazo estival y su luz deslumbrante; las elegantes mansiones y jardines de los indianos… Además de sol y playas (muchas) donde tumbarse a la bartola como un lagarto, Sitges ofrece mucho más. La mayoría de los lugares imprescindibles los encontramos en el casco antiguo, sin olvidar su bonito Paseo Marítimo.

Si el objetivo es solamente conocer el casco antiguo, respirar su ambiente y ver sus museos y monumentos sin entrar en ellos, una mañana o una tarde es suficiente. Lógicamente, si añadimos visitas a museos, comer en un buen restaurante, un baño en cualquiera de sus playas, una escapada a los Jardines Terramar, y para rematar salimos de copas después de cenar, el tiempo se puede alargar a discreción. Mediterráneamente.

El Passeig de la RiberaPasseig Marítim

Empezamos la visita a Sitges por su Passeig Marítim o Passeig de la Ribera. Se trata del mismo bulevar, simplemente cambia el nombre según nos encontremos más cerca o más alejados del centro histórico. El tramo más cercano es el Passeig de la Ribera, que a partir de cierto punto cambia de nombre y prosigue alejándose hacia el suroeste como Passeig Marítim. En total tiene una longitud de unos 3 kilómetros.

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Passeig de la Ribera, mirando en dirección al Passeig Marítim.

Si llegamos en coche, por la zona encontraremos parkings de pago. En el paseo no se puede aparcar y por el centro de la ciudad y en pleno verano es difícil. Así que dejamos el coche en el Continental Parking, en la Plaça d’Espanya, cerca del Paseo de la Ribera y del casco antiguo.

Andamos por la calle de la Bassa-Rodona unos doscientos metros hasta llegar al Paseo de la Ribera. Desembocamos justo delante de la Playa de la Ribera, una de las más populares de Sitges, en pleno centro urbano. Como nuestra intención no es ir a bañarnos ni a cocernos al sol sino visitar el casco antiguo, continuamos hacia allí, insobornables. Es inconfundible, con la iglesia de Sant Bartomeu i Santa Tecla sobre un promontorio.

Calella de Palafrugell

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Pasamos de largo el Carrer del Pecat, conocido internacionalmente por su ambiente nocturno, aunque a estas horas parece una calle normal y corriente. Como curiosidad, fue en esta calle donde Ricard Urgell, fundador del grupo de discotecas Pacha, abrió el bar Titos antes de empezar con el proyecto discotequil. La primera discoteca Pacha se inauguró en Sitges el 22 de julio de 1967.

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Playa de la Ribera, con la iglesia de Sant Bartomeu i Santa Tecla al fondo.

Mucho cuidadín con este paseo marítimo, ya que su altura respecto a la calzada por donde pasan los vehículos es muy alta. Un amigo me explicó que en sus tiempos fiesteros y descerebrados —afortunadamente ya muy lejanos, me dijo— visitó Sitges con su novia de la época para ir de marcha y conocer en persona el Carrer del Pecat. Haciendo el burro bajó de golpe a la calzada sin pasar por las escaleras. El leñazo fue legendario. No se rompió nada de milagro, aunque su orgullo quedó muy herido.

Un poco más adelante, en pleno Passeig de la Ribera encontramos otra curiosidad: El Chiringuito. No es un chiringuito cualquiera, es el primer ‘chiringuito’ de España. Lo fundó un tal capitán Calafell en 1913. Le puso ese nombre en recuerdo a la manera de consumir café en Cuba: el café salía filtrado en forma de chorro o chiringo, siendo frecuente la expresión «ponme un chiringuito» (de café).

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La foto no es buena, pero se aprecia El Chiringuito.

La iglesia de Sant Bartomeu i Santa Tecla y la Sirenita de Sitges

La iglesia de Sant Bartomeu y Santa Tecla es como un faro para viajeros. Empezando la ruta turística desde el Paseo de la Ribera es el punto de referencia perfecto para encontrar el casco antiguo sin complicaciones. Simplemente llegamos hasta allí y nos adentramos por las calles, callejuelas, plazas y plazoletas del centro histórico. Se encuentra en la Plaça del Baluard (Plaza del Baluarte).

Accediendo a la plaza por las Escaleras de la Punta (las más cercanas al mar) encontramos La Sirena de Sitges. Es de bronce, obra del escultor Pere Jou (1891-1964), muy vinculado a la localidad. Es algo más grande que la de Copenhague, y para los sitgetans mucho más famosa.

Desde la Plaça del Baluard se obtienen unas vistas magníficas del paseo. Apuntando hacia el mar, contemplamos el Canó del Baluard, réplica exacta de uno de los seis cañones que defendían Sitges a finales del siglo XVIII. Una de sus gestas tuvo lugar el 27 de abril de 1797, cuando mantuvieron un duro combate con dos fragatas inglesas que pretendían capturar cuatro embarcaciones mercantes ancladas en el litoral de Sitges. Tras cuatro horas de cañoneo, los ingleses se retiraron sin lograr su objetivo.

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Iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla. A la derecha las Escaleras de la Punta.

La iglesia de Sant Bartomeu y Santa Tecla es una de las imágenes icónicas de Sitges. Se construyó en el siglo XVII en el mismo lugar donde anteriormente hubo un iglesia gótica, que a su vez sustituía a otra románica. En su interior, lo más interesante son los distintos retablos, entre ellos el de San Bartolomé y Santa Tecla (1499), dos sepulcros góticos de los años 1317 y 1322, y el órgano de 1690.

El Museo y el Palacio de Maricel

A la derecha de la iglesia (en el lado que da al mar) empieza el carrer del Fonollar. Allí encontramos uno de los conjuntos monumentales más importantes, típicos y bonitos de Sitges: El Museo de Maricel y Palacio de Maricel.

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Conjunto arquitectónico Maricel. La calle del Fonollar continúa tras el portal abovedado.

Fue construido entre 1910 y 1918 por el artista e ingeniero Miquel Utrillo (1862-1934) por encargo del magnate, coleccionista y filántropo norteamericano Charles Deering (1852-1927), que compró las casas a ambos lados de la calle del Fonollar. Deering fue mecenas del reconocido pintor catalán Ramon Casas, y residió durante un tiempo en Catalunya.

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El magnífico conjunto arquitectónico, desde el otro lado del portal.

El Museo de Maricel ofrece colecciones de escultura, pintura, mobiliario y objetos varios, de los períodos Románico, Gótico, Renacimiento y Barroco, desde el siglo X hasta el siglo XX. Está distribuido en tres plantas. El Palacio de Maricel se utiliza como sede de actos institucionales y culturales, conferencias, conciertos, presentaciones o bodas civiles, y se puede visitar.

El Museo del Cau Ferrat i Can Rocamora

En la misma calle del Fonollar encontramos el Museo del Cau Ferrat. El edificio está compuesto por dos casas antiguas que el artista Santiago Rusiñol (1861-1931) adquirió en 1893 y 1894 y convirtió en su casa – taller y en lugar para conservar sus colecciones de forja y arte.

Tras la muerte de su creador, en 1933 se convirtió en museo público. Contiene colecciones de pintura, dibujo, cerámica, hierro forjado, vidrio, mobiliario, arqueología y escultura con obras del mismo Rusiñol, Casas, Picasso, Zuloaga o Pau Gargallo entre muchos otros.

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Museo del Cau Ferrat.

Entre el Cau Ferrat y el Museo Maricel encontramos Can Rocamora, la casa que el acaudalado Charles Deering convirtió en su residencia de invierno. En 1971 la Diputación de Barcelona la adquirió y la convirtió en museo. En este espacio encontramos la tienda, taquillas, información, y entradas para acceder a los museos. Desde Can Rocamora se accede al Cau Ferrat y al Museo de Maricel.

El carrer de la Davallada y el carrer d’en Bosch

Desde delante del Cau Ferrat sale el carrer de Sant Joan, y al final de este encontramos el carrer de la Davallada. Lo interesante de esta calle es que conserva parte de la antigua muralla, que se puede ver unos metros más abajo, en un callejón a la izquierda donde además podemos tomarnos algo en la terraza del bar La Guineu. El callejón cuenta con un pequeño parque con columpios, por lo que si vamos con niños es un lugar perfecto para dejarlos a su aire mientras nos refrescamos.

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Bajando por el carrer de la Davallada encontramos este callejón, con la antigua muralla. A la derecha de la imagen, la terraza del bar La Guineu, y más al fondo no se aprecia (pero está ahí) un pequeño parque infantil.

Tras habernos refrescado con una cerveza bien fría y descansado un rato, volvemos unos pasos atrás para continuar la ruta por el casco antiguo. Subiendo de nuevo por el mismo carrer de la Davallada, a pocos metros a nuestra derecha encontramos el sugerente carrer d’en Bosch, la calle más antigua de Sitges.

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El carrer d’en Bosch, la calle más antigua de Sitges. Al fondo a la derecha, el Palau del Rei Moro.

La calle es serpenteante, resiguiendo un antiguo camino de ronda por el perfil de la muralla, a la que se adosaron las casas de piedra en el siglo XIV. Uno de sus lugares más emblemáticos es el Palau del Rei Moro (Palacio del Rey Moro), un edificio gótico del siglo XIV —considerablemente modificado— catalogado en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Catalunya. Actualmente es la sede de diferentes entidades culturales.

La Plaza del Ayuntamiento

Si continuamos subiendo por el carrer d’en Bosc llegamos a la Plaza del Ayuntamiento, que se encuentra muy cerca de la iglesia de Sant Bartomeu i Santa Tecla, por lo que casi estamos en el punto de partida de nuestra visita.

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Ayuntamiento de Sitges.

El edificio del Ayuntamiento se construyó en 1889 sobre los antiguos cimientos y paredes maestras del castillo medieval del siglo XI. En la misma plaza se halla el anteriormente citado edificio de la Casa Barcardí, que antiguamente fue la sede del mercado.

Bar / taberna El Donostiarra

Obviamente, esta visita queda fuera de las rutas turísticas oficiales, y seguramente las bondades del lugar son conocidas por todos los vecinos y asiduos de Sitges. Pero para nosotros fue todo un descubrimiento. Saliendo de la Plaza del Ayuntamiento por el carrer Major, a escasamente un minuto andando encontramos este templo de la tapa y el pincho.

En la calle Mayor número 14, casi en la esquina con la de Sant Domingo está El Donostiarra. No siendo especialmente aficionados a las tapas, confieso que en este lugar disfrutamos de lo lindo. En los mostradores colocados a lo largo de la prolongada barra, había decenas y decenas de pinchos de todos los colores y sabores, a cada cual más bueno. Una locura.

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El Donostiarra, en la calle Mayor de Sitges.

Fue un auténtico dilema tener que escoger, ya que es imposible probarlos todos. Me comí unos 15, algunos repetidos. Todos estaban deliciosos. La verdad es que tanto mi hijo Julià como yo nos pusimos las botas. Nada más acabar de comer, nos entraron unas ganas irresistibles de volver al camping y echar una buena siesta en la caravana. La guinda perfecta para un festín gastronómico de calibre superior. Cuando volvamos a Sitges repetiremos. Seguro.

Los Jardines Terramar

Nuestra visita a Sitges coincidió con el Festival Jardins Terramar, que se celebra anualmente en los jardines homónimos. Asistí con unos amigos y nuestros respectivos hijos a un espectáculo organizado por el Club Super 3, con todos los personajes del popular programa infantil de TV3 (Televisió de Catalunya). Así descubrimos los jardines Terramar.

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Jardines Terramar.

Están ubicados entre el mar y el campo de golf Terramar. Fueron diseñados en los años 20 del siglo XX en colaboración con Miquel Utrillo, el mismo del Palacio y el Museo Maricel. Son un bonito espacio para pasear o hacer un picnic. Realmente no conocemos los jardines en condiciones «normales», ya que cuando los visitamos estaban rebosantes de animación, debido al festival. Pero constatamos que parece un precioso lugar de relax y recreo.

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Jardines Terramar.

Por supuesto, la decoración, chiringuitos y mobiliario que aparece en las fotos están ahí por la celebración del evento festivalero. Respecto al los chiringuitos durante el festival, no puedo evitar decir que me pareció algo abusivo que una caña de cerveza en vaso de plástico costara 4 euros.

Eventos puntuales muy populares en Sitges

Vale la pena destacar algunos eventos de máxima popularidad y reconocimiento internacional que se celebran en Sitges. Por supuesto, si la visita coincide con alguno de ellos no deberíamos perdérnoslos.

Entre febrero y marzo, dependiendo del calendario litúrgico, se celebra el Carnaval de Sitges, uno de los más emblemáticos del país. Empieza el Dijous Gras (Jueves Lardero) con la llegada del Rei Carnestoltes (Rey Carnaval) y acaba el Miércoles de Ceniza. Durante casi una semana se suceden las actividades festivas, entre las cuales destacan la Rua de la Disbauxa (algo así como la Rua del Desenfreno) del domingo, y sobretodo la Rua de l’Extermini de la noche del martes.

El Rally Internacional de coches de época Barcelona – Sitges se celebra desde 1959 anualmente cada mes de marzo. Es uno de los más reconocidos y más antiguos de su especialidad en Europa. Participan vehículos fabricados hasta 1924, auténticas piezas de museo, iniciando la salida en la plaza de Sant Jaume de Barcelona y finalizando en el Passeig de la Ribera de Sitges. El rally tiene lugar en domingo, aunque tienen lugar actividades como exposiciones y desfiles durante todo el fin de semana.

El Festival de Cine de Sitges, también conocido como Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña, se celebra anualmente a principios de octubre. Nació en 1968 con el nombre de «Semana Internacional de Cine Fantástico y de terror de Sitges», y desde entonces se ha celebrado ininterrumpidamente. Es uno de los premios cinematográficos más reconocidos de Europa, y está considerado como el el primer festival de cine fantástico del mundo.

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